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REPUBLICA ARGENTINA

sábado, 1 de diciembre de 2012

LA FUNCIÓN TUTORIAL: VALORACIÓN Y NECESIDADES DEL PROFESORADO

ANTONIO CAÑAS CALLES, TOMÁS J.CAMPOY ARANDA Y ANTONIO PANTOJA VALLEJO                                                                                                                                                                                        Universidad de Jaén                                                                                                                                                                            La función tutorial es parte integrante de la práctica docente y factor de calidad de la educación. La práctica profesional de la orientación tiene el reto de asumir un marco de referencia que está cambiando y que debe ajustarse a las nuevas características de la realidad educativa, cada vez más compleja y dinámica. Esta situación requiere una revisión del funcionamiento actual de la función orientadora.
En este estudio recogemos la opinión del profesorado no universitario acerca de las funciones y tareas de la actividad tutorial y su grado de importancia. Asimismo hemos querido conocer el tiempo que le ocupa las diversas actividades tutoriales, señalar las principales dificultades en la práctica diaria y definir el perfil profesional del profesor tutor.
Las conclusiones y propuestas deben servir para contribuir a modificar las visiones estáticas y uniformistas de la acción orientadora.
Palabras clave: Función tutorial, Perfil del tutor, Formación inicial y continua del profesorado, Departamento de Orientación.
Introducción
La función tutorial es el ejercicio de las tareas de orientación educativa que el profesor realiza respecto a sus alumnos. Se trata del nivel básico sobre el que vierten, fundamentalmente, las funciones de los otros dos niveles institucionales en nuestro actual sistema educativo: el departamento de orientación del centro y el equipo o servicio multiprofesional de sector.
Corresponde al profesor tutor desempeñar una serie de funciones que se traducen en un conjunto de actividades que ha de desarrollar con sus alumnos. Son éstos los destinatarios finales de toda labor educativa y es el profesor quien la ejerce de forma más directa y continuada. La función tutorial es parte integrante y esencial de la educación globalmente considerada. Los otros dos niveles institucionales de la orientación escolar tienen razón de ser en cuanto que el primero se responsabiliza de impulsar, coordinar y ayudar a que el profesor tutor pueda desempeñar su tutoría con las mayores garantías de éxito y en colaboración con sus compañeros de centro; el segundo es el servicio o equipo multiprofesional formado por profesionales especializados para atender las demandas de ayuda que el tutor por sí mismo o a través del departamento pueda formularle, así tomo para impulsar en su comarca o sector los programas de intervención psicopedagógica que se consideren necesarios y factibles para la resolución de problemas en el ámbito de la orientación educativa. Luego, en definitiva, es el tutor quien ejerce la actividad orientadora de manera más amplia y directa con sus alumnos; todos éstos han de recibirla de forma continuada, como continuadamente y unida a ella reciben toda la educación.
La LOGSE considera la orientación educativa como factor de calidad de la educación, y es el ejercicio competente de la tutoría el mejor exponente de que esa orientación se lleva a cabo. El desarrollo de la LOGSE implica el avance en la concepción de la función tutorial, lo que requiere nuevos planteamientos en la formación inicial y permanente del profesorado que ha de asumir tareas tutoriales y de orientación en los distintos niveles educativos.
La sociedad de nuestro tiempo demanda cada vez más unas exigencias y retos que en otros tiempos no se planteaban. Eso lleva consigo una acomodación del sistema para darles respuesta, como es, respecto a tutores y orientadores, la adquisición de una formación inicial y continuada, amplia y variada, para desarrollar nuevas habilidades y competencias, nuevas actitudes y conocimientos en la formación de profesionales para prevenir y asesorar sobre los diferentes problemas educativos, para la atención personalizada y grupal, para la función tutorial y orientadora plenamente integrada en el currículum escolar.
El que la orientación sea considerada elemento esencial en nuestro sistema educativo y un factor fundamental de calidad no significa que esa consideración se convierta de forma inmediata en un hecho real y efectivo. Para ello es necesario un cambio significativo del modelo clásico de profesional a otro que dé respuesta a las nuevas necesidades y a las que están por llegar, como son la orientación para la diversidad, la intervención sobre el entorno y para el entorno, la prevención de ciertas lacras sociales, etc., y todo ello en coordinación con los demás profesionales implicados pa-ra que la acción orientadora sea eficaz.
 Es esencial que la formación para la función tutorial insista en aquellas capacidades que se corresponden con el perfil del tutor.
Entre ellas cabe destacar: a) capacidad para establecer relaciones e interacciones personales con los alumnos y con sus familias; b) saber negociar los problemas que se plantean en la vida escolar  y c) conocer bien el planteamiento curricular del nivel educativo de sus alumnos para ser capaz de integrar los diferentes elementos del currículum y de personalizarlos en todos y cada uno de sus alumnos.
En opinión de Gordillo (1996: 36), para que un profesor sea un buen tutor se requiere que domine la materia. Esto significa no sólo que tenga amplios conocimientos, sino que los sepa transmitir del modo adecuado Yque conecte con los intereses de los alumnos.
También necesitará dominar una serie de habilidades que le permitan afrontar un problema desde distintas perspectivas. Muchas de  las dificultades que los profesores tienen para ayudar eficazmente a sus alumnos se debe a la falta de habilidades y estrategias básicas requeridas para afrontarlas. El tutor deberá desarrollar unas capacidades sociales que le faciliten la relación personal con los alumnos y sus familias y que le permitan resolver conflictos y problemas escolares. Lograr estas destrezas requiere también actitudes como la. comprensión, la sinceridad, el saber escuchar, la aceptación, el respeto por el alumno, etc.
Díaz Allué y otros (1997) consideran que no basta con el voluntarismo, motivado por la gran tarea a desarrollar por el profesor tutor, sino que además es necesaria una sólida formación psicopedagógica junto a un conjunto de cualidades personales que le hacen apto para esta profesión de ayuda, como son: interés por la dimensión humana integral del alumno; ser asequible a la comunicación y capacidad de escucha; coherencia de vida y autenticidad; respeto, comprensión y tolerancia; capacidad de relaciones humanas y de liderazgo; hombre o mujer de equipo; atención y apertura al cambio: actitud y disposición para la autoevaluación y la autocrítica; mucha prudencia.
Rodríguez Espinar (1997) asigna al orientador el rol de agente de cambio con el fin de facilitar el cambio de la escuela en una organización de calidad. Trasladando estas funciones al tutor, le obligaría a lo siguiente:

• Facilitar la comunicación.
• Facilitar un clima de confianza.
• Facilitar el trabajo en equipo.
• Asunción de liderazgo.
• Adopción de estrategias de resolu-ción de problemas.
• Implicación en la toma de decisio-nes.
• Dinamizar la cultura de calidad.